Luca durante la EVA |
Todavía es temprano pero ya llevo levantado una hora.
Despúes de afeitarme con más cuidado de lo habitual (no quiero hacerme ningún
corte en la cabeza o la cara), tomo un desayuno especialmente grande – no habrá
almuerzo hoy. Luego me giro hacia Chris, y debe haber leído la pregunta en mi
cara, porque responde incluso antes de que tenga tiempo a hablar: “Sí, vamos allá”. En otras palabras, ha llegado la hora.
El primer paso hacia una EVA (actividad extra-vehicular) es una larga serie de
procedimientos, diseñados para manteneros seguros. Después de habernos puesto
una sub combination (una especie de
ropa interior que nos cubre desde el cuello a los tobillos) y la LCVG (siglas
en inglés de Prenda de Refrigeración Líquida y Ventilación), respiramos oxígeno
puro durante unos 40 minutos para eliminar el nitrógeno de nuestros cuerpos.
Mientras tanto, el equipo en tierra nos guía a través de una serie de
comprobaciones en nuestros trajes EMU (siglas en inglés de Unidades de
Mobilidad Extra-vehicular), que nosotros seguimos con especial atención: aunque
había seguido estos pasos coreografiados muchísimas veces en tierra durante
simulaciones, ahora es de verdad y pronto dependeré de este incómodo traje para
sobrevivir fuera de la Estación. En el espacio. Es una idea tan increíble que mi
cerebro no se para a pensarlo, y en lugar de eso me concentro en las
actividades en marcha. El tiempo pasa volando, y de repente es hora para un
último tentempié antes de ponernos los trajes. Durante unas 9 horas, no podré
comer nada. Todo lo que tengo es una pajita de plástico que me permitirá beber
mientras esté fuera.
Ponerse el traje espacial requiere un esfuerzo físico
considerable, sobre todo para la parte superior. La sección del torso es rígida
y apretada, especialmente para mí porque elegí una talla más pequeña para poder
tener más agilidad. Y seré más ágil, pero el precio que debo pagar es tener que
contorsionar mis brazos y hombros mientras empujo con mis pies tanto como
puedo, hasta que mi cabeza cabe a través del aro de metal y mis manos entran
por las muñequeras del traje.
Karen y Chris unen la parte inferior de mi traje espacial (los pantalones) y después es el turno de que Chris haga un esfuerzo similar para meterse en su traje. Karen cierra y bloquea los cascos de ambos trajes tan cuidadosamente como puede, aislándonos dentro. Después pasamos a la segunda fase: el procedimiento de desaturación, durante el cual los trajes son llenados de oxígeno y se configura la esclusa a una presión de 10.2 psi. Mientras tanto, Chris y yo revisamos por enésima vez los procedimientos que seguiremos, centrándonos en cada aspecto de la salida, cada movimiento y cada detalle que estamos a punto de ejecutar. Las comprobaciones continúan su curso y los trajes están en perfecto orden. Lo confirma Houston, donde están siguiendo todo por telemetría, incluso nuestros datos biomédicos.
Preparando los trajes |
Karen y Chris unen la parte inferior de mi traje espacial (los pantalones) y después es el turno de que Chris haga un esfuerzo similar para meterse en su traje. Karen cierra y bloquea los cascos de ambos trajes tan cuidadosamente como puede, aislándonos dentro. Después pasamos a la segunda fase: el procedimiento de desaturación, durante el cual los trajes son llenados de oxígeno y se configura la esclusa a una presión de 10.2 psi. Mientras tanto, Chris y yo revisamos por enésima vez los procedimientos que seguiremos, centrándonos en cada aspecto de la salida, cada movimiento y cada detalle que estamos a punto de ejecutar. Las comprobaciones continúan su curso y los trajes están en perfecto orden. Lo confirma Houston, donde están siguiendo todo por telemetría, incluso nuestros datos biomédicos.
Fyodor llega para ayudar a Karen a instalar nuestro equipo y
para ayudarnos a entrar en la esclusa sellada. Este área, ligeramente más grande
que los dos trajes que llevamos puestos, no sólo debe alojarnos a nosotros sino
también a todas las herramientas que usaremos para el trabajo de mantenimiento
y los instrumentos que hay que sustituir. Enciendo la bomba para despresurizar
el ambiente hasta 2 psi; después Karen abre una válvula para descargar el resto
de la atmósfera. Parezco estar consciente de todo lo que ocurre a mi alrededor
y me siento como si lo estuviera viendo todo a cámara lenta. De repente, me doy
cuenta de que el sonido metálico cacofónico proveniente de nuestras
herramientas flotando ha desaparecido. El sonido ya no viaja e incluso antes de
que Chris me lo diga, sé que la despresurización está completa: estamos en el
espacio.
Luca saliendo / Imagen: NASA |
De repente, Chris se va, y yo cierro la tapa aislante que
protege el interior de la esclusa. Houston me dice que me tome todo el tiempo que
quiera para adaptarme, pero yo tengo otros planes: he decidido adaptarme
mientras me muevo hacia mi destino: ELC2. Y tan pronto como comienzo a moverme,
me doy cuenta de que no tendré problemas: me siento bien, relajado - como pez en el agua en un entorno que debería
sentir completamente extraño para mí. Sin embargo lo siento como algo familiar.
Cientos de horas bajo el agua han tenido el efecto deseado. Mientras me muevo,
veo que Norteamérica pasa debajo de mí, teñida con la luz del atardecer. Me
siento tan bien que no puedo evitar sonreír. Pero mi sonrisa no dura mucho.
Cuando llego a mi ubicación planeada para anclar el primero de los dos cables
que me sujetan a la Estación, mis ojos empiezan a arder como si los hubiera
frotado con jabón y se vuelven lacrimosos. Al principio no entiendo lo que está
pasando: las lágrimas fluyen de mis ojos y me escuecen tanto que no puedo
mantenerlos abiertos. Decido estabilizarme un momento para pensar. Sacudo mi
cabeza de lado a lado – en órbita las lágrimas no ruedan por tus mejillas, se
acumulan en tus ojos. Entonces entiendo lo que está pasando: durante los
preparativos, limpiamos la parte interior de la visera con un agente
antivaho. Por la baja presión, el producto se había evaporado y se debía
haber metido en mis ojos, irritándolos. Sé que el efecto durará un par de horas
y no hay nada que pueda hacer. Me resigno a la sensación de ardor y tengo que
sacudir mi cabeza una y otra vez para parar las lágrimas.
Siguiendo la ruta que estudié tantas veces, llego al ELC2,
la plataforma para experimentos y equipo instalado en una celosía a la derecha:
es una gran estructura situada en la parte que está orientada hacia el negro espacio. Ya ha oscurecido y mientras subo soy consciente de que en este mismo
instante, soy el hombre más alejado de la superficie terrestre, especialmente
cuando me coloco “al revés” para tomar fotos de los dos experimentos que he
venido a recoger: ORMATE y PEC - dos
plataformas de materiales expuestos al vacío.
Para retirarlos, tengo que usar mis guantes presurizados con
la mayor destreza. Cada vez que doblo mis dedos es como si apretara una pelota
de tenis, y tengo que tener cuidado de no agotar a mis manos. Abriendo sólo un
ojo – siguen lacrimosos – consigo desmantelar las dos plataformas y colocarlas
en mi traje espacial para llevarlas de vuelta al interior. Shane, nuestro
contacto por radio con tierra, nos dice que vamos 20 minutos por delante de la
planificación y eso me da mucha confianza mientras engancho los dos
experimentos dentro de la esclusa y recojo las herramientas que necesito para la
siguiente tarea, que es instalar el APFR (Adjustable Portable Foot Restraint)
en el Canadarm2. Realizo la instalación e ingreso en el APFR sin problemas, pero
aún así, antes de dar a Karen el OK – ella está al mando del brazo robótico
(Canadarm2) – para moverlo de la estructura, le pregunto a Chris si mis pies
están correctamente sujetados a la plataforma: ¡son lo único que me mantiene
unido al Canadarm!
Retirando un experimento |
Luca en el Canadarm / Imagen: NASA |
Mientras el brazo se mueve a la primera de varias
reubicaciones, un despliegue de belleza incomparable aparece ante mis ojos:
atardecer en el espacio. Los colores absorben el negro, blanco y gris a una
velocidad increíble en una explosión cromática. Estamos volando sobre el norte
de África y el rojo, amarillo, morado y ocre llenan mis ojos de asombro.
Durante la siguiente hora y media, soy transportado desde un
lado a otro de la Estación por el brazo robótico, tanto en modo automático como
manual, siempre con Karen en los controles. La tarea consiste en llevar dos
enormes RGBs (Radiator Grapple Bar) desde su ubicación temporal para
instalarlos en su ubicación permanente. Entre las etapas, desinstalo una cámara
rota para llevarla adentro al finalizar la EVA.
En lo que parece un instante, llega la hora de liberarme del brazo
y devolverlo a su estado inicial (retirando el APFR). Después me muevo a la punta de
la ISS, el PMA2 – el viejo punto de acople del Shuttle - que necesita ser
protegido con una cobertura térmica. Según nuestro plan, esta tarea requiere
dos astronautas por las dificultades encontradas en tierra a la hora de
manipular la cobertura. Pero Chris se ha encontrado con un problema: mientras
instala el cable eléctrico, tiene que reunir todas sus fuerzas para conectar
los extremos a la estructura de la Estación. El cable ha estado enrollado unos
10 años y ahora le cuesta enderezarse, así que Chris me dice que necesitará más
tiempo. Me tendré que ocupar yo solo de la cobertura. Galvanizado por el reto
ante mí, casi olvido donde me encuentro: justo en la proa de la nave, ¡y con
toda la ISS detrás de mí! Cuando el sol sale una vez más me siento casi
abrumado por lo que veo.
Autorretrato de Luca / Imagen: ESA/NASA |
Pero no hay tiempo que perder porque el trabajo requiere mi
completa atención mientras me muevo de un lado del PMA2, desabrochándome de un
sitio y atándome inmediatamente a otro. Mis manos se están cansando, porque
tengo que estar moviendo la cobertura para afianzarla a la estructura. No tengo
ni idea de cuánto tiempo me va a llevar, pero cuando termino seguimos yendo por
delante de lo planeado. Tomo un sorbo de agua, y después recupero dos de los
contenedores que trajimos con nosotros y los vuelvo a meter en la esclusa.
Instalo un tercer contenedor que permanecerá en el exterior una semana: lo
volveremos a introducir dentro durante nuestra segunda EVA. Chris termina su
última tarea, precursora de una de las que haré la próxima semana, y llego a la
entrada de la esclusa. Antes de entrar no podemos evitar tomar algunas fotos.
Después me vuelvo para echar un último vistazo a la Tierra, suspendida como una
joya en el negro terciopelo del espacio, antes de entrar en la esclusa. En
apenas unos minutos, Chris también está de vuelta y estamos listos para cerrar
la escotilla.
Todo ha terminado en un instante. Han pasado 6 horas y 7
minutos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario